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jueves, 3 de abril de 2014

UNA DE PRINCESAS Y MENTIRAS



Hija i heredera del poderoso rey, vivía una princesa en su reino y aquel castillo era todo su mundo, nunca antes conoció qué había más allá de los muros que guardaban la fortaleza.

Desde el día en que nació, una fría mañana de invierno, su padre se encargó de cumplir todos sus deseos, complacerla en sus caprichos y sobretodo  enseñarle únicamente lo que, a su modo de ver, debía aprender.

Siendo tan sólo una niña, pidió al rey una amiga con quien compartir sus entretenimientos en palacio  y su padre, mandó a un vasallo al pueblo a buscar a una pequeña aldeana para que se instalara con ellos y su hija pudiera  disponer a su antojo de la pobre muchacha como si de un simple juguete se tratara.

El monarca se ausentaba ciertas temporadas del reino pero un ejército de guardias, sirvientes y doncellas quedaban encargados, sin que ella tuviera la menor idea, de que la joven siguiera las instrucciones de su padre y que nada le faltara siempre que no cruzara los límites del castillo.

Una noche, siendo ya la princesa  una hermosa jovencita, justo después de un copioso festín en honor al regreso del rey de uno de sus misteriosos viajes, conversaban los dos en un salón de palacio cuando un numeroso grupo de caballeros enmascarados irrumpieron en la escena. El rey intentó alcanzar su arma pero todo intento fue en vano, nada impidió que aquellos hombres lo inmovilizaran y se llevaran a la joven heredera para no verla nunca más.

Aquella noche el rey fue asesinado y el pueblo se liberó de un monarca que durante años los había explotado y atemorizado con terribles amenazas si alguno de los habitantes del reino se atrevía siquiera a contar una sola palabra de lo que allí en realidad estaba ocurriendo.

La princesa, arrastrada por uno de aquellos hombres abandonó el castillo a lomos de un caballo negro, gritó y pataleó perdiendo prácticamente las fuerzas, después de algunos quilómetros el trote del caballo fue aminorando hasta detenerse completamente. Abatida por el susto y aún entre sollozos, el joven la tomó entre sus brazos, secó sus lágrimas y mirándola a los ojos contó la verdadera historia de su falso rey, un rey que la apartó del seno de su familia nada más nacer y durante muchos años le hizo creer que era su padre.


Fue un duro golpe para la princesita descubrir la verdad, tuvo que aprender a vivir sin lujos, ni sirvientes ni doncellas pero descubrió el mundo real, el mundo que había más allá de los muros de un castillo y se construyó una nueva vida, una vida de verdad.

2 comentarios:

  1. Que linda historia y con un buen mensaje.
    Un abrazo

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  2. Me alegro que te gustara Rosa y bienvenida a mi espacio!
    Otro abrazo para ti.

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