He querido hacer esto en repetidas ocasiones a lo largo de mi vida, de
hecho en la adolescencia escribí alguna cosa que anda por ahí guardada en algún
cajón. Al leer hoy aquellas “reliquias literarias” se me dibuja una sonrisa en
la cara porque dejan ver una realidad completamente distinta a esta, tan llena
de ilusión e inocencia… Hoy algo de eso me doy cuenta de que se esfumó sin casi
enterarme pero pasados los 30, aquella ilusión e inocencia que, a menudo
extraño profundamente se ven matizadas por un manto de sensatez y madurez con
lo bueno y malo que eso conlleva…
En fin, la cuestión es que necesito compartir con el mundo algunas
inquietudes que en este momento de mi vida, en que me encuentro en una cruzada
de caminos y no sé cuál elegir, tengo la necesidad de saber si estoy loca, si
quien me puso aquí se equivocó y este no es mi tiempo o es algo que le pasa a
todo el mundo.
Empezaré por presentarme, tengo los 33
a la vuelta de la esquina, hace como 2 años que no tengo un trabajo como
Dios manda, de esos con horario y sobre todo con sueldo digno, me casé, me
divorcié, volví a casa de mis padres después de intentar arreglármelas sola
apurando hasta no poder meter nada en la nevera. Me considero una persona
sensata, con las ideas claras, con los pies sobre la tierra en general, siempre
que no intervenga el corazón que entonces, como cualquier hija de vecino me
vuelvo bastante imbécil. En general una chica del montón pero con convicciones
y valores bastante fuertes.
Supongo que de esto último, de los valores es de donde viene todo el
embrollo. La cuestión es que cuando miro a mi alrededor y observo las
relaciones de la gente y en especial de las parejas, últimamente siento
bastante pena. He crecido en el seno de una familia estructurada, de las que ya
no quedan muchas, siempre he visto a mis padres quererse, respetarse, hacer
cosas juntos y ser felices. Yo tuve un marido al que quise muchísimo y aunque
finalmente no saliera bien, fui feliz, éramos cómplices, amigos y amantes pero
hoy, miro a mi alrededor, a amigos, conocidos… y ya prácticamente no queda nada
de eso.
No sé si la sociedad en la que vivimos, la situación económica que sufrimos
o qué diablos es pero se ha perdido todo eso y, de verdad, siento una profunda
lástima.
Personalmente estaba convencida de lograr no caer en esta inercia generalizada
pero sin querer, creo que estoy atrapada en ella. Después de casi cuatro años
con quien pensé que compartiría el resto de mi vida y sería el padre de los
hijos que tanto anhelo, hoy no tengo la certeza de que esta relación llegue más
allá de mañana.
Me pregunto qué buscan hoy las personas? Esta vez creí hacerlo bien, todo empezó
como una amistad, hablamos muchísimo antes de que llegara el primer beso, he
intentado adaptarme, igual que lo ha hecho él, a los tiempos, a sus costumbres
pero me doy cuenta que por mucho que me adapte nunca es suficiente.
Le he puesto un nombre a lo que tengo la sensación que, en este caso le
pasa él, padece el síndrome de teta y sopa. ¿Por qué no valoramos lo que
tenemos? ¿Por qué preferimos cosas banales, materiales, a las cosas sencillas?
Siento tantas cosas y tan intensas que no alcanzo entender cómo se puede
preferir y elegir algo pasajero, un rato agradable, un momento a algo
auténtico, sincero y para siempre. ¿Cómo se elige antes noches o tardes de
música y copas al inmenso regalo de traer un hijo al mundo? Por ejemplo.
La cuestión es que en este momento no sé qué es lo que debo hacer,
adaptarme a la sociedad en la que me ha tocado vivir o sigo firme a mis principios,
que es lo que voy a hacer, pero esto sé que me llevará a un fracaso tras otro
porque al final hay muy pocos dispuestos a “echar raíces”.
Hola Norita
ResponderEliminarMe encanta tu estreno de blog! me encanta cómo escribes y me gusta lo que escribes. Es sincero y emocionas. ¿Sabes Norita? ¿sinceramente? creo que lo que buscas es posible. En un principio parece imposible y yo precisamente no soy la más adecuada ultimamente para dar consejos...pero yo creo de verdad que en algún lugar está la persona afín a nosotros, afín en todo. En todo.
Lo creo sinceramente.
Todo saldrá bien "Maman", lo sé!
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