OTRA REALIDAD

Hace algunos años me reencontré con un viejo conocido del instituto, una de esas personas con las que compartes infinidad de horas de clase durante varios años y no cruzas a penas palabra y, por alguna extraña razón, coincides después del tiempo y conectas desde el primer momento. Pues eso ocurrió, que por circunstancias varias retomamos el contacto, y descubrí a  alguien especial y no solo para mi si no en general, especial.

Pasamos muchas horas hablando y poco a poco fui conociendo quién era y los extraños sucesos que habían acontecido en su vida, extraños para mí entonces, porque indagando he descubierto que, aunque no eran cosas habituales, le ha pasado a más gente.

Las historias relatadas por mi amigo me abrieron los ojos a otra realidad, leí libros, conocí a otras personas con percepciones distintas del mundo tal y como nos enseñaron en la escuela, fui a conferencias y, con el paso de los años, con más o menos frecuencia e intensidad me cuestioné casi todo, nuestra forma de ver la vida, la organización de la sociedad, nuestra identidad y mil cosas más trascendentales, místicas y alucinantes.

Jamás he apartado los pies de la tierra (completamente quiero decir), entenderme, he seguido con mi vida, mi trabajo, mi alimentación y vestuario de siempre pero si  es verdad que, aunque a veces siento cierto pudor de hablar delante de según quien de depende qué cosas, no he dejado de cuestionarme e intentar encontrar respuestas en base a esa otra realidad más natural podríamos decir, sin tanta química, ni medicamentos, ni máquinas, pues, además de divertirme y apasionarme me satisface bastante más que la impuesta por los tiempos que vivimos y la tradición aderezada con una pizca de prejuicios e influencias de religiones varias.

Bueno, todo esto venía porque hoy estaba pensando en la cantidad de buenas personas que hay. Y pensaréis “¿Y qué tiene que ver eso con lo que has contado hasta ahora?” Pues bien, todo tiene su explicación, ya os he dicho en otras ocasiones que mi cabeza es como una olla en constante ebullición y desde que tengo blog más, (yo que pensaba que esto me calmaría…) Y es que me estaba acordando de una frase de mi ya nombrada terapeuta, también del circulo de mis amistades “místicas”, que me decía, os lo repito con sus propias palabras, que hoy en día todos somos luz y quedan pocos oscuros. Para Mynorita eso basta para exprimir y analizar cada palabra, llevarla a mi realidad y sacarle jugo.

El caso es que, de luz o no, que yo de electricidad no entiendo mucho, hay personas buenas por naturaleza, tengo la suerte de estar rodeada de algunas de ellas; Personas generosas que ofrecen todo lo que tienen sin pedir nada a cambio, personas que siempre tienen un detalle, palabras de aliento y de cariño… Personas vulnerables a que otros abusen de su buena fe, carne de cañón para timadores y getas pero al fin y al cabo, buenas personas.

Como también he dicho en otras entradas, ser bueno tiene sus riesgos, pero después de darle muchas vueltas a la cabeza, de cuestionarme si hay que ser un poco “malo” para que no te lastimen… llego a la conclusión de que es maravilloso saber ver y valorar cuando tienes cerca a alguna de esas buenas personas.