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viernes, 29 de enero de 2016

VAGOS RECUERDOS

















Ojeando fotos he vuelto la vista atrás y allí estaba,
una imagen viva transformada ya solo en diapositivas inertes,
una sombra de lo que un día fue,
sueños de vida desvanecidos que se esfumaron
del mismo modo que se alejó su figura tras la puerta la última vez que la cruzó.

Confieso que en ocasiones, una conversación, una canción, algo le trae a mí,
muy de vez en cuando me vienen a la mente los días felices,
pero también los días tristes... 
nubes secas que no producen ninguna reacción en mí,
simplemente vienen,
fluyen con la incerteza de si ocurrieron realmente
o son el vago dejà vue de una película que viví
o puede que tan solo viera en un cine del que no logro acordarme.

Si me esfuerzo, si cierro los ojos y me concentro,
me invaden difuminadas imágenes en las que aun puedo verme, 
aunque ahora ya en tercera persona,
como mera espectadora me recuerdo idealizando la vida,
luchando por cada proyecto común, emocionada por cada ilusión que tuvimos,
cómo palabras de aliento aliviaban angustias,
pero sobretodo me invaden sentimientos, ya caducos, creencias desdibujadas.

En la distancia, resulta mucho más sencillo
ver como la energía se atenuaba con cada desacuerdo,
cómo la risa fue enmudeciendo hasta no emitir sonido alguno,
cómo desperté del sueño y cómo el cielo se tornó oscuro.
Desperté.
Desperté y, por un instante, creí que nunca volvería a soñar.

Con sus pasos saliendo por la casa,
se marcharon muchas cosas, cosas que dolían,
heridas a flor de piel, lágrimas amargas, una vida...
Y en la huida, algunas de esas cosas transformaron su contorno,
otras se rompieron,
pero con los días, las semanas y los meses,
las lágrimas se secaron, la risa recuperó su voz,
la inocencia dejó de ser infantil y se hizo mayor,
las heridas cicatrizaron y volvieron los días de sol.

Dolió desprenderse, lo hace siempre cuando amas,
pero una vela que se consume no puede mantener su llama viva para siempre
y sientes frio
y buscas abrigo, 
hay quien se cobija en el odio o el rencor...
no son buenos consejeros esos dos...
Solo el tiempo cura los rasguños del corazón. 

Han pasado los años, no hemos vuelto a cruzarnos 
a veces pienso cómo su vida debe haber cambiado el rumbo
al igual que lo hizo la mía,
nada debe de asemejarse a lo que pudiera imaginar, 
a lo que un día fue,
ahora no es más que un desconocido,
un personaje ficticio creado a partir de quimeras
aderezadas con las experiencias que cargo a las espaldas después de aquello.
Si le pienso, no es en él en quien pienso, es el personaje,
lo único real, lo único que me pertenece es un vago recuerdo
que no se si viví o vi en alguna película,
un recuerdo que quedó guardado en un cajón
junto con los días, los momentos, las palabras, las risas, las lágrimas, las fotografías...



sábado, 23 de enero de 2016

DE VUELTA A MYNORITA


He vuelto al blog, de nuevo en MyNorita's land, después de meses sin pasar por aquí. En este  tiempo he pensado mucho en él, en este rinconcito del mundo sólo mío, en los amigos de la bloggesfera... no encontraba el momento de regresar, de evadirme de la vida real para soñar un rato pero, aquí estoy de nuevo. La  realidad me ha tenido absorbida, el cambio de casa, el trabajo, falta de tiempo... qué se yo.

El motivo de mi vuelta no lo se ni yo, puede que esté un tanto cansada nuevamente de la cotidianidad, de la rutina, de pensar siempre en los demás, de intentar agradar a todos con poco de retorno como respuesta y tengo el anhelo de encerrarme en el cascarón, aunque sea un ratito al día. O tal vez necesite volver al psicólogo y en vista de que la economía sigue sin permitirlo opto por la terapia del desahogo escrito...

Será el tiempo? O tal vez el frío lo que me pone de mala leche? La energía positiva me dura hasta después del café con leche de la mañana, a ver si va a ser la leche... Seré alérgica a la lactosa? Estas cosas están muy de moda últimamente...

Hartita estoy!!! Del trabajo, de que no se me reconozcan las cosas, de que otros se lleven los méritos de mi esfuerzo, de cargarme yo con la mayor parte de las tareas de casa, de que se presenten en casa los amigos de mi novio cuando me apetece descansar, de llegar a duras penas a fin de mes, de no tener un sueldo como dios manda, del ruido que hace el coche que huele a €uros, de discutir, de que el cachorro no aprenda ya a hacer sus cosas en el puñetero periódico... De que en la tele sólo se hable de política, de que nos gobiernen hipócritas, de que la gente se apalanque, de que veamos injusticias a diario sin que nadie haga nada al respecto... De toito estoy harta!!! Y como estoy harta, todo me parece mal y entonces me castigo dejando de hacer cosas que solían gustarme porque estoy de mal humor y me enrabio conmigo misma y entro en bucle... aaaarrrrrrggggggg!!!!!

Se me pasará, seguro que se me pasa (ESPERO) pero es que cuando acumulo unos cuantos días así, y este año lo llevo casi enterito, vale que si, que no llevamos ni un mes de 2016 pero cuando lo veo todo negro no me aguanto ni yo así que nada, ya he volcado un poquito de frustración a ver si recupero el aliento.


                                                      



sábado, 16 de enero de 2016

VIDAS CON FECHA DE CADUCIDAD



¿Recordáis cuando las cosas eran para siempre? Cuando nuestros padres, o nosotros mismos, nos enamorábamos perdidamente pero hasta el infinito? Cuando la gente daba el si quiero hasta que la muerte les separaba? Cuando comprábamos casas para vivir por el resto de nuestra vida? Cuando un contrato laboral indefinido era indefinido? Cuando la gente se jubilaba tras dar toda su vida a una misma empresa y a su patrón?


¿Me estaré haciendo mayor al plantearme esto? Quizás si... Lo cierto es que en algunos aspectos el que las cosas "caduquen" ha sido toda una evolución pero en otras... más valdría que las hubiéramos dejado como estaban. 

El mundo ha cambiado, la gente ha cambiado, ya nada es eterno, ni lo que tienes, ni lo que pierdes, ni tan solo lo que sientes pero, ¿Eso es bueno? A veces tengo la sensación de que el hecho de que todo sea, en cierto modo, efímero, le resta valor o por lo menos, ya no tiene el valor que tenía antes y si no, recuerda la primera vez que te despidieron de un trabajo o la primera vez que se te rompió una relación. Cada cual lo supera a su manera y cada uno lo encajamos como buenamente podemos pero cada vez se lleva mejor, o no? El asimilar que todo tiene fecha de caducidad, nos hace ver las cosas de otro modo y no tomárnoslo tan a pecho.

Otro ejemplo es el tema de la vivienda, comprarse un pisito como garantía de que nunca más tendríamos problemas económicos, dejó de tener gracia cuando tu casa no iba a ser tuya hasta pasados treinta o cuarenta años y mientras tanto, siempre que no dejaras de pagar, el banco te dejaba vivir el ella. Sin contar que eso suponía no cambiar jamás de barrio, ni de vecinos, ni de ciudad evitando así el "trauma" de afrontarse al miedo de lo desconocido, de adaptarse a otro lugar, a otra gente, a otra cultura... Visto así, que más le da a uno "alquilarle" el hogar al director de la oficina o a un casero particular, es más, buscando las ventajas, éste último hasta te deja marcharte, como aquel que dice, cuando te de la gana sin reclamarte nada, mientras que el otro, te exprimirá sea cual sea tu situación a lo largo de tu vida, sin perdonarte ni un centavo hasta que pagues hasta el último euro que valga tu casa y un poco más... 

A veces no es, ni siquiera una decisión propia y las circunstancias te llevan a cambios, yo misma, que fui una niña que viví y crecí con bases firmes y creí en los valores tradicionales de la España de la transición, a mis casi 35, intenté llevar una vida como la de mis padres pero no funcionó ni el primer trabajo, ni el matrimonio, ni muchas de las amistades de colegio, cambié de pareja, de casa, de forma de pensar, muchas veces, y aquí sigo buscando mi lugar, aprendiendo de cada experiencia hasta encontrar el lugar definitivo donde asentarme. Sé que a muchos de mi generación si les resultó y el primer camino que tomaron fue el correcto, se adaptaron al modelo "normal" pero a mucho otros no, puede que sea cuestión de suerte, o de inconformidad, no lo se... 

La sociedad moderna, en general evoluciona hacia lo nómada en búsqueda de oportunidades, de experiencias, nos abre a un mundo más global pero, ¿se cobrará algo a cambio esta transformación de muchos de los hombres y mujeres de hoy? ¿Realmente así lograremos sentirnos libres? ¿Pierde por este camino el ser humano valores como el del amor o la familia? Sea como sea, no hay vuelta atrás así que, asumamos con optimismo que, como la vida misma, todo viene con fecha de caducidad por lo que si quieres vivir intensamente disfruta cada momento y si algo no piensas perder hoy, aférrate a ello porque mañana, tal vez, ya haya caducado.